A la fuerza, ni el Beisbol entra.

El beisbol es un deporte maravilloso, espectacular y podría decir incluso que místico. Grandes nombres han surgido a través de la historia del correctamente llamado Rey de los Deportes; Babe Ruth, Lou Gehrig, Sandy Koufax, el histórico Jackie Robinson, el jonronero Hank Aaron, el gran Joe DiMaggio, no olvidemos tampoco a los grandes mexicanos Beto Ávila quien vivió grandes momentos con los Cleveland Indians, y qué decir del sonorense Aurelio Rodríguez, Guante de Oro de la Liga Americana en 1976 con los Detroit Tigers, obviamente no podemos dejar pasar al Toro de Etchohuaquila Fernando Valenzuela, quien brilló a lo grande con los L.A. Dodgers en aquella Serie de 1981 enfrentando a los N.Y. Yankees, que nada pudieron hacer contra el repertorio de ese jovencito.

A través del tiempo, en México es un deporte que ha tenido altibajos en su popularidad; en la década de los cuarenta, gracias a la tenacidad de Don Jorge Pasquel Casanueva, el beisbol nacional vivía lo que podríamos llamar la época dorada, grandes jugadores tanto nacionales como extranjeros participaban en la Liga Mexicana de Beisbol, además del impedimento de que jugadores negros participaran en la MLB, llevaron a muchos de ellos a ser grandes figuras en los equipos mexicanos.

Posteriormente, la popularidad vino a la baja sin dejar de tener una buena aceptación entre los mexicanos.

Por todo el país existen instalaciones para poder practicar esta disciplina, desde los campos donde la tierra predomina y hace de las suyas con tolvaneras majestuosas, hasta estadios de primer nivel, hay que recordar que recientemente fue inaugurada la nueva casa de los Diablos Rojos del México: el Estadio Alfredo Harp Helú, de calidad MLB.

Este trayecto vivido por el beisbol en nuestro país, ha sido una historia de sacrificios, empeño, resistencia e incluso sobrevivencia y trabajo de muchísima gente, pues a pesar de todo, no ha sucumbido ante el deporte más popular del mundo.

Es por eso que en estos días caóticos de la vida política mexicana, es triste que la bandera deportiva del nuevo gobierno, empañe toda la historia del beisbol mexicano, haciéndolo pasar como el deporte elitista que solo por ser afín al flamante habitante de Palacio Nacional, recibe recursos a manos llenas.

Somos testigos de los recortes presupuestales que pareciera que los hizo un carnicero, a distintos sectores del gobierno, el más afectado indudablemente es el Sector Salud, donde la carencia de medicamentos, médicos, enfermeras y hospitales, dejan en una posición muy vulnerable a la población.

Aunque en realidad no me parece inverosímil que el gobierno adquiera dos estadios de beisbol, gastándose mil millones de pesos, que evidentemente son de los mexicanos, y no me parece así dado que esta administración será recordada por ser la de las ocurrencias y caprichos.

Lo que es deleznable, es que el presidente utilice a este bello deporte como trampolín para hacerse pasar como promotor de la activación física nacional, si bien es cierto que el beisbol necesita de espacios para su fomento, práctica y realce, esto no justifica que se haga a costa de programas prioritarios y además empañado la imagen del deporte de la pelota caliente.

 El beisbol es grande, con apoyo del gobierno o sin él, pero es de resaltar que si “el benemérito de Macuspana” insiste en forzar a la gente a que debe gustarle el beis si o si, conseguirá echarle bastantes opositores a esta noble disciplina y de paso fortalecer las barreras que existen para que el deporte se popularice en nuestro país.

 

** Jordi Salazar es apasionado por las letras, las ideas y las imágenes, doctorado en estos temas y amante férvido del Jim Beam. Ha participado en distintos foros de discusión sobre temas políticos y sociales, además de colaborar en diversos eventos culturales de gran relevancia. Orgulloso de ser la nueva adquisición (gracias a un generoso pago), del portal Voces y Jarillas.