Aleccionador Taller de Poda de Frutales en la Mixteca Oaxaqueña

El pasado fin de semana el doctor Raúl Nieto Ángel, destacado fitotecnista de Chapingo, organizó un encuentro con productores de frutales en la comunidad de San Miguel Tulancingo. Ahí les compartió la oportunidad de convertirse en mejores productores. Les mostró el hilo de la esperanza.

Ir a San Miguel Tulancingo, Oaxaca es un vuelco de emociones y la posible reconexión con sueños compartidos donde la naturaleza y el tiempo se transforman en espacios transparentes y flexibles.

El azul eléctrico del cielo y el recurrente silencio que impera en esa parte de la Mixteca Oaxaqueña son elementos suficientes para que opere la otredad.

Mínimo se convierte uno en huésped de sí mismo y la sensibilidad se intensifica en las noches y durante el día.

Parece, ciertamente, que estás en un lugar cerca del cielo al mediodía o en el medio de una secuencia peliculesca donde la nitidez y el silencio de las noches estrelladas parece digna de un sueño que tuviste o te platicaron.

El tiempo se alarga porque la dinámica de vida en San Miguel Tulancingo intensifica los sentidos y acostarse o levantarse es a deshoras.

Se escuchan voces lejanas, se ayuda a caminantes de rutas vecinales, los alimentos tienen otro sabor y olor y se aprende el lenguaje del agua rodada y de los árboles.

En San Miguel Tulancingo habitan menos de 500 personas y cuando ocurre un suceso fuera de la normalidad medio mundo se entera.

Así ocurrió en días recientes cuando un nutrido grupo acudió a la convocatoria que hizo el doctor Raúl Nieto para asistir a un Taller de Poda de Frutales.

Todos ellos experimentaron el encanto del lugar y las evidencias empíricas del trabajo tesonero que el profesor e investigador de Chapingo lleva a cabo de mucho tiempo atrás y de su empeño de mostrar cómo en su pueblo natal es posible crecer en la adversidad.

Todos ellos regresaron a sus sitios de origen, y convertidos en otros. La esperanza es posible.