Karla Romaní al cello o la evanescencia del instante que humaniza

Karla Romaní acaricia el cello con la templanza de una diva que mueve los brazos alrededor del instrumento con la autosuficiencia de una curandera que produce sortilegios en cada uno de sus movimientos, transmiten sanación. 

Mauricio Miranda, al piano, le apoya y sostiene las cadencias; de pronto promulga el sendero a seguir y en otros momentos acompaña la gestación de mundos raros y habitables que convoca Karla en su fusión con el cello. 

Algunos escuchas, como Leobardo, sintetizan su impresión musical del siguiente modo: “Siento que mis emociones se transportan a un paisaje de alta montaña con estas bellas notas pintadas al aire por dos pinceles magistrales: Karla Romaní en el cello y Mauricio Miranda en el piano. Los aplaudo con vehemencia durante su reciente concierto en Galería de Cristal del FARO-Texcoco”. 

Tarde de jueves, tarde de primavera: calurosa, venturosamente apacible en el Faro-Texcoco. 

Acá en el oriente mexiquense el clamor de la violencia cotidiana se apacigua y minimiza su marca mientras suceden secuencias de alto impacto cultural, tal vez esporádicas pero en definitiva subyugantes, la evanescencia del instante que humaniza.