La Traviata, mis hermanos y yo

Cuarta jornada de la 71 Muestra Internacional de Cine en la Universidad Autónoma Chapingo.

CULTURA 27/05/2022 René Aguilar Díaz
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La película Mis hermanos y yo (Mes frères et moi) parece que, de entrada, nos va a contar la historia por enésima vez: la vida de un joven “redimido” por el arte. No es del todo cierto, cosa que se agradece.
La cinta, ópera prima del cineasta Yohan Manca, es la historia de Nour, un adolescente, el más joven de una familia de cuatro hermanos y una madre que está en coma desde hace tiempo. El verano comienza y con ello las vacaciones. El lugar: una ciudad costera del sur de Francia. Nour y sus hermanos viven en el barrio, se buscan la vida como pueden con actividades no siempre lícitas.
El chico, a su corta edad, ya sabe que quiere partir, abandonar la escuela y marcharse de ese pueblo y buscar otros horizontes. En el verano tiene que trabajar en un grupo de servicio comunitario, pintando paredes en su propia escuela, y es ahí donde, de súbito, escucha una voz familiar para él, que proviene de uno de las aulas: Pavarotti canta el Nesunn dorma, de Turandot de Puccini. Así, descubre a Sarah, una joven cantante de ópera que da clases de verano a un grupo de chicas. Cierta afición por las elaboradas canciones de ópera le viene de los padres: según el mismo chico narra, su papá la cantaba a su mamá, para cortejarla, el aria Una furtiva lágrima de El elixir de amor de Donizetti.
El joven Nour empieza a cantar en el grupo de Sarah a contracorriente: a su empleador  en el trabajo lo único que le importa en es que el chico trabaje y que “no lo joda” holgazaneando según él; a los hermanos les tienen sin cuidado su gusto por la música; sólo Sarah ve en el posibilidades y consecuentemente trata de encauzarlo.
Pero no se alarmen, como dije a la entrada no es la historia contada tantas veces… de algún modo sí, pero no… Me explico. El director rehúye al melodrama de un muchacho que se encuentra a él mismo en el arte y consigue su objetivo “de hacer otra cosa en la vida” en cambio narra a través de personajes bien dibujados la vida cotidiana de ese pueblo costero y turístico; sin dejar de lado cierto humor ocasional a cargo de uno de los hermanos al que le sólo le interesa tener un abdomen “como lavadero” para poder ejercer sus pretensiones de gigoló, con mujer, hombre o quimera. Está el hermano mayor, mandón y asumido como líder natural, que se agencia la vida como puede, y otro más joven, malandrín, irascible y resentido que tiene problemas con la policía.
La música sí le da un respiro al chico protagonista en medio de esa vida un tanto dura, no obstante, la película llega en momentos a hacer aburrida, el nudo dramático es la muerte de la madre, y antes y después, para mi gusto, sobran escenas; el chico Nour interactúa con una compañera que es un personaje gris, indefinido, digamos utilitario y sin chiste.
Los ingredientes para un cuento lacrimógeno estaban puestos, y el director sortea, con más o menos fortuna, la línea delgada que separa al melodrama de una historia más creíble y convincente. Me atrevería a recomendarla a los cinéfilos de corazón, más bien por disciplina, pero si ustedes no la vieron creo que no se pierden de nada excepcional.

La Traviata, mis hermanos y yo (Mes frères, et moi), película francesa de Yohan Manca; guion de Yohan Manca, inspirado en la pieza teatral Pourquoi mes frères et moi on est parti… de Hédi Tillette de Clermont-Tonnerre. Reparto: Maël Rouin-Berrandou, Judith Chemla, Dali Benssalah, Sofian Khammes, Moncef Farfar, Luc Schwarz, Olivier Loustau. Producción: Julien Madon. 2021.

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