Tengo “gordofobia”… pero amo mi cuerpo

+ Nuestra mente prefiere “lo bello”, pero no hablamos de caras lindas y cuerpos esculturales, como dictan cánones establecidos por una sociedad de consumo. Hablamos de cuerpos saludables.

05/02/2024 Ana García *
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Si te has identificado con el título de este artículo, quiero decirte que no eres la única persona que piensa lo mismo


Todos tenemos gordofobia; unos en mayor medida que otros, claro. Yo por mi formación médica aborrezco la enfermedad. Estoy en una lucha constante desde varios frentes para combatirla y, si es posible, erradicarla. Y lo diré con todas sus letras: Sí, el sobrepeso y la obesidad son una enfermedad que NO debemos normalizar. Pero ¿qué está pasando que nos cuesta mucho entender esto?


Todos admiramos la belleza, lo bonito, lo que tiene armonía. Si nos dieran a escoger preferiríamos hospedarnos en un hotel de lujo que en un hotel de paso, ¿no es cierto? Una persona que está dentro de su peso es más atractiva que una persona que tiene obesidad. Nuestra mente prefiere “lo bello”. Pero no hablo de una caras lindas y cuerpos esculturales, como dictan cánones establecidos por una sociedad de consumo. Hablo de cuerpos saludables.


Hablar de obesidad y sobrepeso va mucho más allá de sólo hablar de belleza física. Es evidente que hay que hablar de ella a partir de la salud y la enfermedad. Es fácil señalar, juzgar y discriminar cuando no sabemos el contexto de las personas. El problema de salud del sobrepeso y la obesidad se tiene, forzosa e inexorablemente, que estudiar desde el punto de vista económico, de la salud, de lo cultural, lo social y lo conductual para poder dar un veredicto. Si ignoras estos elementos, estás tratando de evadir el problema a la manera del avestruz.


Me gusta la forma en la que Martín Moreno y Marín Gorgojo definen esta enfermedad: “una enfermedad multifactorial, crónica y recidivante, fruto de la interacción entre genotipo y ambiente, caracterizada por el almacenamiento excesivo de grasa en el tejido adiposo, que pone en peligro la salud y la expectativa de vida de la persona que la padece”.


La obesidad se define como el cúmulo de tejido graso en el cuerpo, que tiene un impacto principalmente cardiovascular, inmunológico, endocrinológico, articular, entre otros. El exceso de peso corporal es un proceso gradual que suele iniciarse en la infancia y la adolescencia a partir de un desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético. Desde el enfoque médico podemos decir que la obesidad es la manifestación de la enfermedad dentro del entorno biológico del individuo, sea de origen genético, por su comportamiento en las formas de dieta o derivada de los hábitos de consumo que conforman según un entorno socioeconómico dinámico.

Aquí se enlaza el factor económico. La economía busca explicar las causas estructurales de un problema de salud pública que impactan en el desarrollo económico, a partir de las modalidades del consumo de alimentos, dentro el patrón de la oferta-demanda. El patrón de consumo alimentario en México se encuentra altamente polarizado en función de los niveles de ingreso de la población y es, de acuerdo a la estratificación, que puede valorarse el futuro de la población en términos de nutrición. Los hogares mexicanos restringen su consumo en términos de frecuencia y volumen, aumentando paulatinamente la proporción del gasto destinado a alimentos.


La estigmatización y discriminación, desde el punto social, que sufren las personas con obesidad (tengan mucho cuidado al decirles obesas) está más que comprobado, y esta no es igual para los hombres y las mujeres; señalar a alguien como “gorda” o “gordita” es un cruel juicio en los estándares femeninos de belleza. Las mujeres con obesidad —continuada desde la infancia a la etapa adulta— tienen la mitad de probabilidades de tener un empleo remunerado y de tener una pareja, aunque si la obesidad se limitaba a la infancia esto tenía poco impacto.
En conclusión, invito a todos los que están leyendo este artículo a que reflexionemos que si expresamos cualquier juicio hacia el cuerpo de alguien podemos herirlo de forma muy profunda.


Por otro lado, reitero una encarecida recomendación: de que si padecen sobrepeso u obesidad, acudan con su médico y/o nutriólogo, o algún profesional capacitado que les prescriba un régimen alimenticio adecuado para controlarlos.
Acepto y respeto al ser humano, pero no a la enfermedad.

* Ana García es egresada de la Escuela Superior de Medicina del IPN. Ha tomado cursos emitidos por la Universidad de Harvard, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Tiene un diplomado en Epidemiología y Salud Pública y una maestría en Gestión en Servicios de Salud.

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